
El menú infantil no existe
Los menús infantiles, ya sea en casa, en los colegios o en los restaurantes, deberían estar compuestos únicamente de alimentos saludables como los nuestros.
Por fin la población tiene unas directrices de alimentación que son claras y fáciles de seguir. Aunque aún siguen circulando muchos mitos alimentarios, dietas milagro y recomendaciones estrafalarias, esta herramienta, gracias a su sencillez y accesibilidad, nos va a ayudar a ir por el buen camino.
Los alimentos saludables son básicamente todas las materias primas, es decir, los alimentos reales: verduras, frutas, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales, patatas, huevos, carnes, pescados, mariscos. Ya sean frescos, congelados o en conserva. Y los alimentos no saludables son todos los ultraprocesados: galletas, bollería, carnes y pescados procesados (salchichas, patés, surimi, gulas, embutidos, fiambres, etc.), cereales de desayuno, barritas y bebidas energéticas, refrescos, productos dietéticos, productos infantiles, aperitivos salados, precocinados (pizzas, croquetas, lasañas, salteados), postres lácteos, helados, etc. Son productos fabricados con procedimientos industriales e ingredientes nada saludables.
Por lo que lo principal será rodearnos de los primeros y reducir o evitar el consumo de los segundos. Pero aunque todo lo que comamos sean alimentos saludables, también importa en qué proporciones los estamos incluyendo, ya para nuestro organismo no va a ser lo mismo comer un plato de pasta hasta arriba con un par de tomatitos cherry, a comer una ensalada de verduras con un poco de pasta.
La guía del Plato Saludable va a valorar por tanto ambas premisas. Vamos a ver de qué se trata.
El Plato Saludable o Plato de Harvard es la guía de alimentación más práctica, visual y acertada que ha habido hasta la fecha. Ha sido creado en la Escuela de Salud Pública de Harvard y su uso es totalmente libre, por lo que no tiene los problemas de conflicto de interés entre gobiernos e industrias como tenía la ya obsoleta pirámide alimentaria. Que si recordamos, señalaba a los cereales como la base de nuestra alimentación pese a no haber ningún sustento científico para ello e incluía el vino, los embutidos y la bollería. Sí, recomendaba consumirlos con moderación, pero ahí estaban.
El Plato de Harvard, por el contrario, representa perfectamente cómo debe ser una alimentación saludable: verduras y frutas principalmente, fuentes proteicas de calidad y cereales en su versión integral.
Con el dibujo de un plato, representa las proporciones en las que se deberían encontrar esos alimentos en cada una de nuestras comidas, ya sea si comemos solo un plato o si somos más de primero, segundo y postre. Lo más común es que lo utilicemos únicamente para las comidas principales, es decir, la comida y la cena, pero ten en cuenta que las proporciones también se pueden aplicar a cualquier ingesta que hagamos o al total del día.
El dibujo del plato saludable se divide en 3 partes: la mitad son verduras y frutas, un cuarto corresponde a alimentos proteicos y el cuarto restante, a cereales integrales y tubérculos. Además tiene en cuenta las grasas que utilizamos para cocinar y la bebida con la que acompañamos la comida. Vamos a analizarlo punto por punto:
– La mitad de tu comida serán verduras principalmente y también frutas. Intenta siempre que haya variedad de estos alimentos, cuantos más colores, mayor variedad de nutrientes estaremos incorporando. El que la mitad de tu alimentación sean frutas y verduras es el mensaje más importante que pretende dar esta guía y con que pongamos en práctica solamente esta parte ya habremos cambiado radicalmente nuestra alimentación. Ten en cuenta que la mayoría tanto de las verduras como de las frutas son un 90% agua, por lo que es lógico que para obtener sus nutrientes necesitemos comer más cantidad que de otros alimentos. Además, nos aportan mucha fibra y tienen un gran efecto saciante, ambas cosas muy necesarias hoy en día.
– Un cuarto serán fuentes de proteína y han de ser de buena calidad. Es decir, las proteínas las debemos obtener de fuentes como legumbres, huevo, pescado, carne y frutos secos. Puedes incluirlas todas o solamente las que más te gusten. Lo más importante es que sean materias primas, es decir que sean el alimento en sí, ya sea fresco, congelado o con una conserva sencilla. Por lo que no se consideran fuentes proteicas de calidad los productos procesados como los embutidos, los fiambres, las salchichas, el surimi, las gulas, los nuggets, las hamburguesas preparadas, etc.
– Qué pasa con los lácteos. La leche entera, los quesos de verdad (no los sucedáneos) y los yogures naturales sin azúcar ni edulcorantes también pueden ser una fuente de proteína de calidad, sin embargo, para la comida y la cena es mejor que elijas otras fuentes proteicas. Ya que es mucho más común tomar lácteos en cualquiera de las otras ingestas del día. Es más probable que desayunes leche o meriendes yogur que no un filete o unas lentejas. Además, no se recomienda superar las 2 raciones de lácteos al día, por lo que si los incluyes en las comidas secundarias, evita meterlos también en las principales.
– Un cuarto del plato pueden ser cereales integrales y tubérculos (patata o boniato). Y digo pueden porque esto es opcional. Estos alimentos son fuentes de hidratos de carbono, sin embargo, los hidratos ya los obtenemos de las verduras, las frutas y las legumbres. Por otro lado, al igual que ocurre con los lácteos, es muy común incluirlos en las comidas secundarias, como unas tostadas, un bocadillo o un tazón de cereales para desayunar o merendar. El mensaje del plato es por lo tanto que si quisieras incluir cereales deberían ser integrales y no refinados.
– Legumbres valen por dos: las legumbres podrían formar parte de la mitad del plato ya que cuentan como fuentes de proteínas y de hidratos de carbono a la vez. Además, las raciones recomendadas son más grandes que las de los otros proteicos.
– Si tomas postre, que sea fruta. Como he explicado, el plato representa proporciones dentro de una comida, por lo que es igual si coméis un plato que tres, es decir, recuerda que lo que tomes de postre se incluye en esas proporciones. Pero no está de más explicar que no es necesario comer postre, pero que si lo quisieses tomar lo único recomendable dentro de lo que culturalmente incluimos en el concepto postre, sería la fruta. Me explico, si quisiésemos tomar algo después de comer, las opciones más comunes son yogures naturales o de sabores, postres lácteos industriales o caseros (natillas, arroz con leche, flan..), un café con leche o una fruta. De todas ellas, los únicos alimentos saludables son los yogures naturales, el café con leche, ambos sin azúcar ni edulcorantes, y sobretodo, la fruta. Pero como he explicado, es mejor dejar los lácteos para otras tomas y además, la fruta nos aportará muchísima saciedad, por lo que será menos probable que nos entre hambre entre horas.
– Para beber, agua. El agua es la única bebida recomendada para acompañar tus comidas. También podríamos ingerir líquidos de manera saludable con infusiones, tés e incluso café (siempre sin edulcorar). Pero estas bebidas son más propias para las comidas secundarias y lo que suele ocurrir realmente en las comidas y cenas es que sustituimos el agua por refrescos, bebidas alcohólicas y zumos.
– Para cocinar, aceite de oliva virgen extra. Aunque la versión original del Plato de Harvard incluye otros aceites vegetales, la recomendación en España y países mediterráneos será siempre el aceite de oliva virgen extra. Los aceites siempre se deben consumir sin refinar y el de oliva en concreto tiene muy buen perfil nutricional. Por lo que, teniendo un aceite local de tanta calidad, no tiene sentido que consumamos de otras clases. Es cierto que su precio puede ser elevado, pero ten en cuenta nuestras preparaciones deberían llevar mucho menos aceite del que estamos acostumbrados.
– El modo de preparación también importa. Esto no se incluye en esta guía pero ya que estamos recuerdo que también es importante cómo cocinamos nuestros platos. Lo ideal sería hacer preparaciones que conserven lo mejor posible los nutrientes y que no añadan cosas extra innecesarias. Los métodos más saludables son vapor, papillote, horno, plancha, wok, escaldado y al vacío. Por el contrario, los que debemos evitar son los fritos y rebozados. También es importante que no churrasquemos mucho los alimentos, como suele ocurrir por ejemplo con carnes, fritos o con el pan tostado, ya que se formaran compuestos tóxicos.
La cantidad que deberíamos comer de cada alimento es siempre lo que más nos preocupa, pero realmente es lo menos importante. Está claro que no va a ser bueno comer siempre mucho más de lo que necesitamos, pero de nada sirve controlar las cantidades de alimentos que no son saludables. Lo principal siempre será la calidad del alimento, después son importantes las proporciones en las que los consumimos y ya por último se puede tener en cuenta las cantidades recomendadas de cada grupo.
Con una alimentación saludable como la que he explicado no deberíamos tener problema de pasarnos con las cantidades. La clave está en que los alimentos que la componen son muy saciantes, por lo que nos apetecerá comer menos, y no favorecen tanto la formación de tejido graso como lo hacen los que solemos tomar, es decir, no “engordan” tanto.
Los menús infantiles, ya sea en casa, en los colegios o en los restaurantes, deberían estar compuestos únicamente de alimentos saludables como los nuestros.
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